sábado, agosto 27, 2011

El combate simulado al crimen organizado

Bueno, aquí estamos otra vez, cuestionando las versiones oficiales que parecen incuestionables ante los medios masivos de comunicación controlados por el gobierno. En esta ocasión el tema es la estrategia para combatir al crimen organizado. Debo iniciar aclarando que respeto la actuación de muchas personas que arriesgan su vida combatiendo a delincuentes para protegernos de ellos, claro, me refiero a aquellas personas que no están demasiado ocupadas violando ancianas indígenas o disparando imbécilmente a los ciudadanos porque les parecen sospechosos. Pero al margen de las personas que trabajan combatiendo al crimen organizado de manera real, con el adjetivo de "simulado" me refiero a la actuación de los altos mandos, en especial a la actuación del presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, quien siempre se las arregla para mermar las organizaciones de delincuentes que hacen la competencia al cártel de Sinaloa, sí, el del Chapo Guzmán, aquel narcotraficante que se "escapó" de la prisión en el sexenio de Vicente Fox.
¿Por qué otra razón digo que es un combate simulado? Pues miren, yo siempre tuve en duda una cosa que me parecía por demás extraña. El baño de sangre que estamos viviendo en México comenzó justo cuando Felipe Calderón inició su estrategia contra el narco, a excepción claro de lo que sucedía ya desde hace varios años en Ciudad Juárez con los feminicidios, asunto que por cierto no le quita el sueño al presidente de la República, a tal grado que parece que desea heredar dicho conflicto a la próxima administración. En fin, mi inquietud era entonces, ¿dónde estaba todo ese poder destructivo del crimen organizado antes de la estrategia del presidente de la República? Es decir, si Felipe Calderón no inventó las estrategias de combate al crimen organizado, pero tampoco inventó las estrategias del crimen organizado para tomar el control del país, entonces ¿qué diablos está pasando? ¿Por qué la lucha entre cárteles no se dio antes?, ¿por qué la incursión de los cárteles de narcotraficantes en la trata de personas?, en una palabra, ¿cómo es que la amenaza de la delincuencia crece más entre más es supuestamente atacada? Me quedé pensando en esto mucho tiempo, me preguntaba quién podría estar ganando algo con esto. Andaba por tierras infértiles, pues el propio gobierno no gana mucho con la cada vez más evidente derrota de sus fuerzas. La oposición ganaría muy poco, pues ante la ciudadanía debe responder qué haría para enfrentar el escenario complejo que le dejaría el partido en el poder. Es una interrogante más a la que hay que dar respuesta en las promesas de campaña, y las opciones deben sonar efectivas, además de diferentes a la estrategia actual, pues si fuera la misma qué sentido tendría votar por ellos. Entonces, hace unos pocos días, me llegó la respuesta visualizando la inmoral ambición del imperio norteamericano que los ha llevado a fraguar el golpe de estado en Honduras o intentar el magnicidio del presidente Correa en Ecuador. El gobierno de los Estados Unidos de América desea, con la aprobación del gobierno entreguista de Felipe Calderón Hinojosa, generar en el pueblo de México la misma angustia que generó en el pueblo de Colombia bajo el también entreguista mandato de Álvaro Uribe. La apuesta consiste en generar la sensación de que el pueblo ha perdido la capacidad de resolver por sí mismo sus problemas de inseguridad, ante lo cual el imperio norteamericano se ofrecerá comedidamente a instalar bases militares en nuestro territorio con la supuesta intención de ayudar a combatir al crimen organizado, pero con la auténtica encomienda de controlar los recursos naturales de nuestro país y oprimir las iniciativas de insurrección y reivindicación de la soberanía. así, tuvimos un operativo fallifo del FBI en el que se introdujeron armas de alto poder a nuestro país luego de que fueran vendidaa por el gobierno de Estados Unidos al crimen organizado. La supuesta intención era seguir el camino de esas armas para desmantelar las redes de tráfico de armas, pero en el proceso se habría dado rienda suelta a la delincuencia para matar miles de civiles, entre ellos un ciudadano de la embajada de Estados Unidos en México, que fue, no lo que más, sino lo único que les dolió. El director del FBI calificó la estrategia de una "tormenta perfecta de estupideces" ante la invariable desaprobación de la opinión pública, pero eso no cambia el hecho de que el único agente que tuvo la desencia de desenmascarar el aberrante operativo está en prisión, castigado por no haber guardado el secreto. Con estas accones nos damos cuenta de la tremenda hipocresía que alberga el gobierno de Barack Obama. Pero el operativo rápido y furioso no es la única acción del gobierno para armar a la delincuencia organizada en México. También están los proovedores ilegales de armas que se llenan las bolsas de dinero con cada guerra que hay en el mundo, de manera que sus ingresos son los más altos que hay en el mundo de la delincuencia, por encima del tráfico de drogas, que se encuentra en segundo lugar, por encima de la trata de personas. Estos proovedores tienen en los Estados Unidos su paraíso, por un lado, por la cara legal que tienen a través de las armerías y las fábricas que proveen al gobierno de armamento, pero por otro, por la cara ilegal, que provee de armamento a los grupos contrarios al gobierno en diversos países así como a las mafias de diversas naciones. Uno de los ejemplos más recientes así como despreciables es la pasada invasión a Irak, la cual tuvo su absurdo origen en el autoatentado quer planeó George W. Bush a las torres gemelas en coordinación con Osama Bin Laden. Como resultado de este episodio, la empresa de fabricación de armas que tienen en sociedad Georg Bush padre y la familia de Osama Bin Laden hicieron su agosto con la venta de armas al gobierno norteamericano, pero también vendiéndole armamento a los rebeldes de Afganistán y muy probablemente el ejército de Irak. Volviendo al caso mexicano, el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa está invirtiendo muchos recursos en la compra de armas a Estados Unidos, mientras que la delincuencia organizada hace lo propio. A los delincuentes les podrían estar incluso regalando las armas, total, todo se trata de una inversión a mediano plazo.

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