sábado, noviembre 19, 2011

¿Por qué no apoyo a Teletón?

Con mi más profundo respeto a quienes no piensen como yo, pero encuentro mi deber moral denunciar una situación de abuso de la que somos los ciudadanos mexicanos, especialmente algunos de los más vulnerables en nuestra desigual sociedad. Me refiero al evento Teletón, que es organizado anualmente por la empresa Televisa. Dicho evento de larga duración consiste en una colecta de las aportaciones que la ciudadanía desee efectuar supuestamente a beneficio de los mexicanos con discapacidad, para quienes se construyen centros de rehabilitación. Hasta aquí el asunto parece ser muy positivo, sin embargo, las cosas comienzan a verse más turbias en la medida en que nos acercamos al análisis de lo que acontece en realidad.

Televisa es una empresa que ha diversificado sus áreas de captación de recursos dentro de lo que podría denominarse como la industria del entretenimiento, sin el mínimo interés en ofrecer productos que respondan a fines más altos que ese, el de entretener. Así, la gran mayoría de sus producciones no son más que chatarra muy bien promovida y con altos niveles de consumo. Esto mismo es Teletón, pero volveremos sobre ese punto más adelante. De momento necesitaba poner en contexto al lector sobre los valores de la empresa que coordina la iniciativa Teletón. Ahora adentrémonos en lo que es la lucha de quienes estamos comprometidos con la igualdad de todos los mexicanos, incluidos en este grupo aquellos que presentan una discapacidad, pero para no hablar por los demás, me limitaré a describir lo que reconozco como mi muy personal punto de vista, que se resume en los siguientes preceptos:

1) Las personas con discapacidad tiene el derecho de gozar de las mismas oportunidades para integrarse en el mundo que las personas sin discapacidad.

2) Para que una persona con discapacidad tenga las mismas oportunidades de participar en un determinado ámbito, necesita de adaptaciones del entorno y, lo más importante, la apertura de las personas con quienes deberá tratar para que acepten su derecho de estar allí.

3) En ocasiones las personas con discapacidad requerirán del apoyo de las personas sin discapacidad, así como las personas sin discapacidad requerirán del apoyo de las personas con discapacidad, solamente que las necesidades de cada uno serán diferentes, para que las relaciones sean funcionales, los apoyos requeridos deben ser prestados por quienes estén en posibilidad de apoyar.

4) En el apoyo que se ofrezca, no debe mediar la fuerza, el chantaje, la lástima, ni cualesquier otro tipo de situación destructiva, por el contrario, debe prevalecer una concepción clara de que el beneficio de unos favorece a aquellos que persiguen objetivos comunes.

Con estos cuatro preceptos basta para marcar una distancia entre lo que es el evento Teletón y las pretensiones de un servidor. Pero lo pondré más claro. Hasta el primer planteamiento parece haber concordancia entre mi punto de vista y la filosofía que argumentan seguir los administradores de Teletón. Las diferencias comienzan en el segundo planteamiento, pues, a pesar de que los administradores del evento Teletón no tendrían empacho en declararse a favor de adaptaciones físicas en todos los entornos mexicanos para facilitar la integración de las personas con discapacidad, con su actuar no contribuyen a la promoción de una cultura de la aceptación de parte de las personas con discapacidad hacia quienes la presentan. Esta afirmación la baso en el hecho de que el tratamiento que el grupo Teletón hace de los casos de personas con discapacidad dista mucho de un enfoque de aceptación, por el contrario, busca que el televidente se compadezca de una persona en "situación de desgracia". Flaco favor nos hacen a quienes trabajamos por el bienestar de las personas con discapacidad. Definitivamente las discapacidades no son para nada deseables, pero de eso a centrarse en la discapacidad de las personas más que en su calidad de personas, hay un gran trecho. El escenario deseable a los ojos de un servidor sobre el asunto de la discapacidad es un tipo de relación en el que interactúen dos personas, las cuales tendrán requerimientos específicos, quizá una más requerimientos que la otra, dado que el mundo no está hecho pensando en la integración de los grupos minoritarios, pero donde o esencial sea su condición de personas y en segundo término queden sus capacidades o influencias sobre los demás. La lástima, la culpa, la humillación, el dolor o el autocompadecimiento no son, en definitiva, caminos hacia la integración de las personas con discapacidad, al menos no su hacia su integración como iguales. El verdadero reto debería ser lograr una sociedad en la que alguien pueda pedir el apoyo de otros sin sentir que les debe demasiado como si no mereciera ser ayudado, como si sus compañeros de ámbito hicieran un esfuerzo que va más allá de su responsabilidad para con sus semejantes al brindarles apoyo, es más, como si sus compañeros de ámbito no fueran siquiera sus semejantes.

El evento Teletón mueve fibras sensibles en quienes lo presencian, en lugar de mover a la reflexión de que si aprovechamos todos los recursos humanos que hay en el mundo podremos ser más funcionales como sociedad, en lugar de reducir a personas con potencial a una especie de lastre social, impedidos por nuestra cerrazón para desarrollar sus facultades y rechazados al mismo tiempo por no ser capaces de bastarse a sí mismos. Pero, ¿por qué Televisa no asume el papel de fomentar la criticidad sobre nuestro proceder hacia las personas con discapacidad y en su lugar se aferra tanto a buscar nuestro compadecimiento? La respuesta está en mis primeras líneas, porque en Televisa lo que saben hacer, y por cierto saben hacer muy bien, es vender, y la compasión vende más que la reflexión, aunque la reflexión sea más efectiva en cuanto a que deviene en la búsqueda de soluciones definitivas y no en paliativos a corto plazo. Y porque Televisa es muy buen vendedor, rige todos sus esfuerzos bajo esa misma lógica, por esto no es casualidad que cada año los propósitos del evento Teletón se traduzcan en términos económicos. Siempre hay una supuesta meta de dinero a recaudar y el objetivo es superarla o, en su defecto, alcanzarla, pero no hay metas de carácter cualitativo sobre los supuestos beneficiarios de las donaciones de la gente, y enfatizo, las donaciones de la gente, no de los organizadores del evento Teletón. Yo laboro en una escuela de educación especial del sistema público mexicano. Nuestra responsabilidad va mucho más allá de la que asume Teletón, pues con la construcción de los Centros de Rehabilitación solamente buscan impactar en las personas con discapacidad que haya a los alrededores, pero en el sistema de educación pública tenemos la responsabilidad de brindar el servicio a toda aquella persona que lo requiera, y enfatizo, toda aquella persona que lo requiera. En este sentido hay una diferencia muy grande y muy marcada entre quienes trabajamos en el sistema de educación pública y los administradores de Teletón. A pesar de que nuestra encomienda es infinitamente superior, nosotros no comenzamos el ciclo escolar pensando en cuál es el monto de los recursos con los que contamos, pues de todos es sabido que el presupuesto del sistema educativo mexicano, y sobre todo de la educación especial, es absolutamente insuficiente. Nosotros comenzamos el ciclo pensando en cuántos alumnos van a llegar a nuestro centro escolar y cuántos más podremos captar dentro de los que tienen familias que se muestran reacias a llevar a sus hijos a la escuela. Nosotros pensamos en objetivos de aprendizaje para nuestros educandos, en cuánto más van a poder desarrollarse, en cuántos van a volver cada día a cada con nuevas competencias y deseosos de efectuar sus tareas y de volver al día siguiente a la escuela. Nosotros pensamos en qué tanto contribuimos a que los niños y jóvenes cuya educación nos ha sido encomendada sentirán que son personas dignas de respeto y se sentirán orgullosos de sí mismos, tanto como cualquier otra persona tiene el derecho de sentirse, al grado de que les parezca una idea descabellada el tener que vivir algún día de la caridad, pues se sentirán lo suficientemente competentes como para ganarse el lugar que les corresponde en el mundo y reclamar sus derecho a no solamente hacerse cargo de sí mismos, sino de contribuir al bienestar de sus semejantes. A eso es a lo que aspiramos, no a lograr metas económicas de cuya administración no rendiremos cuentas a nadie. Por eso perseguimos fines muy diferentes a los que persigue Teletón. Por eso no apoyo a Teletón, otro producto chatarra más de Televisa.

Sin embargo, deseo expresar mi más profundo respeto a todas las personas que generosamente se desprenden del dinero que con tanto esfuerzo ganan pensando en el bienestar de las personas con discapacidad. Sé que a ellos tampoco les debe agradar el oscuro manejo que una empresa Televisiva hace de su dinero, ni el trato irrespetuoso que muestran para las personas con discapacidad, pero en el fondo deben pensar: "Si no hay otra forma de ayudar, pues al menos apoyaré ésta iniciativa". Los respeto y reconozco su compromiso para con el bienestar de sus semejantes, pero les quiero decir que sí hay alternativas. La aportación directa a las organizaciones dedicadas a la atención a personas con discapacidad. Hay escuelas y clínicas que son funcionales y tienen una gran carencia de todo tipo de recursos, pueden acercarse a éstas y apoyarlas. En el Centro de Atención Múltiple en el que laboro, el CAM 42, haremos una colecta el próximo 29 de Noviembre de 2011 en el parque Hidalgo de Coatepec, Veracruz, de las 8:30 a las 17:00 horas. El dinero será invertido en la adquisición de material didáctico. Espero verlos por allá.

Atentamente

Israel López Reyes

Trabajador Social del Centro de Atención Múltiple No. 42

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