domingo, agosto 12, 2012

La catedral del mar

De Ildefonso Falcones de Sierra
Reseña

Un libro reciente que nunca hubiera leído como una primera elección, a no ser porque cayó en mis manos de manera inesperada. La redacción es buena, la agilidad de lo narrado es bastante amigable, tiene momentos críticos distribuidos inteligentemente a lo largo de la narración que te motivan a continuar a pesar de lo voluminoso del texto. La investigación histórica me parece sorprendente. El autor debió dedicarse afanosamente a investigar los modos de vida de la época antes de comenzar a escribir. Es mucho más de lo que esperaba de un licenciado en derecho. De la historia, puedo decir que es buena, buena a secas. No pretendo ser un fanfarrón que menosprecie las muchas horas de trabajo de calidad que el autor debe haber dedicado a elaborar su texto. Es buena, lo cual no es poca cosa. En diversas ocasiones me dejó innegablemente enganchado y en otras verdaderamente conmovido, al borde de la lágrima, pero sin llegar a derramarla. Para mis escasos referentes literaros podré decir que está lejos de llegar al nivel de "Opiniones de un payaso" de Böll, pero es infinitamente superior que "A orillas del río piedra me senté y lloré", de Coelho.
Es una novela dura, que presenta un mundo en el que las mínimas consideraciones que merece un ser vivo son a menudo pisoteadas, donde la justicia parece encontrarse solamente en las promesas de los credos y en el que en ocasiones pareciera que la mayor virtud de los personajes es su capacidad para engullir su amarga mala fortuna y seguir adelante con la esperanza de encontrar un episodio de paz. Al leerlo me pregunté si era demasiado duro de leer porque me trasladaba a un escenario distinto del que quisiera imaginar o porque me acercaba demasiado a lo que sucede hoy en día en México. No lo sé, quizá sean ambas, pero, a diferencia de las amargas historias que se ven en la vida real, en el universo creado por Falcones las cosas caen por su propio peso y en ocasiones, siempre a la larga, las cuentas se ajustan, no completamente, pero en niveles acaso perceptibles. Podría ejemplificarlo de la siguiente manera: si a un personaje le es arrebatado un lingote de oro en su niñez, el cual le hubiera garantizado una vida sin apuraciones económicas, cuando llega a la edad madura, luego de muchos sacrificios, logra hacerse de una pequeña pepita, pero, dadas sus circunstancias y lo que ha vivido, esa pequeña pepita le es mucho más útil y le sabe a mucho más que un lingote de oro.
En resumidas cuentas, es una buena opción de literatura contemporánea, buena a secas, repito, lo cual , no es poca cosa. En el texto podemos encontrar algunas cosas predecibles, al menos para quienes ya hemos visto películas como Ben Hur o su versión actualizada Gladiador. Sé que son aproximaciones demasiado simplistas, pero las tres historias se basan en el mismo principio. De cualquier forma, las dos cintas que acabo de mencionar son altamente recomendables, además, como escribiera García Márquez, palabras más, palabras menos: las ideas no son de nadie, simplemente andan circulando por el ambiente hasta que uno las encuentra. Por otra parte, al leer este libro me encontré frente a mí mismo tratando de resolver algunas preguntas fundamentales a las que cada deteminado tiempo deberíamos enfrentarnos: ¿por qué hago lo que hago?, ¿estoy comprometido con la búsqueda de mi felicidad?, y, si la respuesta a la última pregunta fuera negativa, ¿qué es lo que me mueve a buscar las cosas que busco?, por otro lado, ¿mi estado actual es consecuencia de algunas de mis decisiones pasadas?, y... ¿acerté en mis cálculos o me equivoqué? Esta es una de las grandes virtudes que le encontré al documento, así como la denuncia de muchas prácticas vergonzosas que acostumbraba la iglesia católica hace unos setecientos años, las cuales hacen recordar a las actuales.
Bueno, es todo por hoy.
Hasta la próxima reseña.

Falcones, I. (2006). La catedral del Mar. México: Grupo Editorial Random House Mondador, S. L.

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